viernes, 1 de junio de 2007

La cosa se complica

Cada vez más el estudio de la Historia [en este caso de la Prehistoria] nos muestra cómo no hay caminos unilineales, evoluciones unívocas o rasgos definitivos de tal o cuál sociedad. Ahora resulta que el hecho de que nuestros ancestros comenzaran a caminar erguidos y apoyándose exclusivamente en las extremidades traseras no implica que lo hicieran sobre tierra firme, sino que también caminaban con frecuencia por los árboles.
Seguro que a todos se nos ocurren ejemplos análogos en nuestros respectivos ámbitos de estudio.

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