viernes, 27 de julio de 2007

Una buena oportunidad

Es común entre los historiadores que nos lamentemos de la escasa repercusión que tiene nuestra labor de cara a la sociedad. Nos sentimos en muchas ocasiones observados como seres extraños interesados en un pasado aburrido y árido, del que es imposible extraer nada útil.
Creo que parte del problema viene derivado de nuestra escasa representación en la configuración de la opinión pública actual. Y, en buena medida, ello puede ser debido a que confundimos lo que podemos aportar al mundo que nos rodea.
Pongamos un ejemplo práctico de la más rabiosa actualidad: la polémica en el ámbito educativo por la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Si en este debate los historiadores propusiéramos nuestro punto de vista, lo que el común de los mortales esperaría de nosotros es una larga lista de Sínodos, Concilios, papas... hasta llegar a una conclusión final en la que señalaríamos que el control ideológico de las masas ha sido una constante a lo largo de la Historia, y que una de las principales virtudes de los estados laicos ha sido precisamente dejar esa doctrina ideológica relegada al ámbito privado.
El problema es que para cuando llegamos a esa conclusión final hemos reventado la paciencia de nuestro público.
No pretendo solucionar con esta receta básica el problema de nuestro incardinamiento en la sociedad, pero igual avanzaríamos mucho si no tuviéramos que dar esas primeras explicaciones. Cuando un médico hace un diagnóstico no se le exige que aluda a toda la literatura científica al respecto. Cuatro pruebas, positivo o negativo, y diagnóstico asegurado. Otra cosa son los problemas médicos del doctor House, que en ningún caso son equiparables a nuestro problema con la Ciudadanía , auténticamente de brocha gorda.
En definitiva, creo que en debates como éste tenemos una excelente oportunidad de comenzar a ganarnos un espacio diferente entre la ciudadanía. Lo único que tenemos que hacer es, en nuestras intervenciones en el debate, minimizar las menciones a los síntomas de los últimos veinte siglos y centrarnos en el diagnóstico.

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