La reciente gala de anuncio de la nuevas Siete Maravillas del mundo ha generado una importante expectación en amplios sectores de la población mundial. En algunos lugares, como por ejemplo Latinoamérica, ha constituido un estímulo importante de movilización nacionalista para conseguir que sus monumentos nacionales fueran incluidos en la lista definitiva.
Sin embargo no es justo achacar únicamente a esa razón la elección final, ya que, por ejemplo, no parece que Petra tendrá una población detrás que sustente su presencia entre las elegidas.
No obstante hay otras muchas derivaciones en el debate al hilo de esta noticia: la idoneidad de este tipo de concursos fuera del marco de la Unesco, la verdadera valorización del patrimonio elegido, el uso de la nominación por los políticos, etc.
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