Según un reciente estudio de la Universidad de Texas hay un porcentaje muy elevado de artículos publicados en revistas científicas que no aportan absolutamente ninguna novedad. En ellos sus autores se autoplagian, o lo que es peor, plagian a otros, cobijados en el amplio manto de la enorme cantidad de publicaciones existentes, que hace que sea sumamente complicado detectar este tipo de actuaciones, que no tienen otro fin que el de engordar egos y currículos a la par.
Aunque este trabajo se circunscriba a los trabajos relativos al área de Ciencias de la Salud estoy seguro de que el argumento de la historia le suena a más de uno. Yo al menos conozco bastantes casos.
Para detectar estas actuaciones los redactores del trabajo proponen indexar la totalidad de artículos y poner a los ordenadores a trabajar buscando parecidos en lo textos; la medida es loable y bastante inteligente, aunque no sé por qué me temo que tardará en llegar al campo de las Humanidades...
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