Recibimos con alegría el anuncio de que El Museo del Holocausto de Jerusalén ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. En unos tiempos de feroz revisionismo, en los que falanges de pseudo-historiadores tratan de enmarañar el pasado haciéndonos creer que el Holocausto del pueblo judío es un invento, esta concesión demuestra tres cosas.
La primera es que este museo demuestra la falsedad de esa argumentación.
La segunda, que reconocer hechos del pasado debe servir para construir un futuro mejor sobre la base de la superación de ese horror, pero sin justificar por ello atrocidades del mismo calibre posteriormente.
Y por último, por la parte que nos toca, que para esa labor los historiadores probablemente seamos de las personas más cualificadas.
miércoles, 12 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Activo amigo, parece un premio merecido, sí. Pero no demuestra cosa alguna respecto a la verdad del holocausto. Es un premio Príncipe de Asturias, no la prueba del carbono 14. ¿Imaginas que algún día (es puro marketing) se lo den a las pirámides de Güímar?
Inquieto compañero, efectivamente el jurado del premio no es el del veredicto de juicio final, ni debemos otorgar a sus premios cualidades purificadoras. Pero a mi entender con la concesión de un premio de estas características, con el prestigio internacional que tiene, sí se demuestra que socialmente no aceptamos que venga nadie a decirnos que no hubo Holocausto porque, como no quedan documentos que cuantifiquen, ni siquiera simplemente mencionen, el asesinato de millones de judíos, ese exterminio jamás existió.
Eso sí, como en el futuro se lo den a las pirámides de Güímar me mudo de planeta...
Publicar un comentario